CENTROS TIC DE LA CEJA

Capitán Clostridium envía esta denuncia para que nos solidaricemos con todos los profesores:

¿Os acordáis de mi amigo, Camilo? Pues sí, el mismo. Camilo está saliendo con una chica, Gemita, y dado que no grabó disco (porque no iba a vender ni uno), se está dedicando a acabar sus estudios con vistas a dedicarse, a posteriori, a la docencia como Gemita, previo pago de las altísimas tasas del nuevo CAP
(Certificado Aptitud Psicopedagógica), convertido ahora, de curso a todo un master.

Gemita es profesora, una profesora de Ciencias Sociales normal. Aprobó las oposiciones del Cuerpo de Profesores de Secundaria de su Especialidad en Andalucía javascript:void(0)y, con un seis "pelado", aspira a ser interina. Nunca mejor dicho, eso de aspiración. A fecha de hoy es la nímero cuatro por Ciudad Salada, y allí está ella, bailando entre los primeros puestos, como si se llamara María, aquélla a la que cantaba Ricky Martin.

Pero, ¿qué ha pasado, si hasta hace nada bajaba una media de quince puestos por semana? Yo, con mi sabiduría del sentido común, que nada tiene que ver con la de piratería o la vejez, sé la respuesta. Ocurre que la Consejería de Eduación de la Junta de Andalucía  -llámese CEJA- no tiene dinero. La crisis, ya sabéis, afecta a todo, incluso a  los derechos fundamentales como la Educación y la Salud (por no ser tan pesado y seguir hablando de la vivienda). La CEJA está aguantando las sustituciones porque los niños, nuestros hijos, están muy bien sin profesores especialistas. Porque nuestros hijos no tienen derecho a una Eduación como la LOE (Ley Orgánica 2/2006 de Educación) manda. No se cubren las bajas, porque a la CEJA no le sale de los cOJOneS. Pero la CEJA está repartiendo ordenadores portátiles por todos los centros TIC, como quien reparte caramelos o bolígrafos Bic. Y queda muy bien para las fotos :  la CEJA y los centros TIC (centros adscritos a las nuevas Tecnología de la Información y Comunicación); mientras los niños ejecutan su autonomía y sentido crítico del aprender por aprender por sí solos, como marca la ley, pero sin profesores.