jueves, 30 de octubre de 2014

SOFRON COMPRESORES

Juan envía esta queja:

EL IMPRESENTABLE “HIJO DE PUTA” PROFERIDO POR SOFRONCOMPRESORES

Tu eres un Hijo de puta, me espetó entre otros improperios y amenazas, el tipo que atendía mi llamada para quejarme de la infame actuación que habían llevado a cabo, en lo que debía haber sido una reparación del cuadro de instrumentos de mi vehículo, inicialmente presupuestado en un precio de entre 100 a 150 euros y con un plazo de reparación de dos días.
Tras cuatro meses de haber enviado el cuadro, y varios intentos por conocer la dilación del asunto, recibiendo respuestas vagas, poco claras, acumulando preocupación y tensión por la situación, sorprendentemente cambian el presupuesto, a 250 euros.
Al no estar de acuerdo con este dislate, puesto que no es de recibo un cambio de presupuesto a los cuatro meses de chequear el cuadro y dado que en ese periodo de tiempo tuve que buscar alternativas a los perjuicios que esta demora me estaba causando (es un vehículo de uso diario) , traté, en múltiples ocasiones, de que cumplieran su palabra y repararan el cuadro en el presupuesto inicial, acudiendo incluso, a varias asociaciones de consumidores, que demandaron el cumplimiento del presupuesto.
En vista de que Sofroncompresores hacía caso omiso, ninguneando además a tales asociaciones, requerí la devolución del cuadro para ser chequeado por verdaderos profesionales.
Pasado más de año y medio, tiempo en el que he lamentado profundamente haber confiado en estos individuos, y tras varias solicitudes de devolución del mismo, recibo un cuadro destrozado que no se corresponde para nada con el de mi vehículo, verdadera chatarra.
Tras este nuevo despropósito, que suena más a prepotencia y a mofa que otra cosa, llamo a Sofroncompresores para quejarme de tanto desatino, tanta burla, recibiendo la contestación arriba descrita, es decir, llamándome “hijo de puta” entre otras lindezas que no voy a repetir.
Este comportamiento tan arrogante, amacarrado, soez, barriobajero, impropio por supuesto de alguien con buen hacer, deja claro que espécimen de profesional tenemos delante, el que además de no cumplir su palabra, trata de lucrarse al cambiar el presupuesto a los cuatro meses, no devolver, si quiera, el equipo original enviado a reparar, se permite injuriar al cliente, cuando se queja de semejante atropello, de un más que pésimo servicio.
Solo queda decir que en mi caso, tratar con esta gente, ha sido sinónimo de desamparo, desprecio, vejación etc. Está comprobado. Y dado que no puedo tolerar, que un sujeto cualquiera considere que me puede hacer y decir lo que le venga en gana impunemente, pongo en conocimiento público estos hechos, para el que le pueda interesar.