viernes, 5 de diciembre de 2008

EL BOFETÓN

Me parece excesiva y desproporcionada la sentencia, a la que le han condenado a María del Saliente Alonso: 45 días de cárcel y un año de alejamiento de sus hijos, por pegar un bofetón a uno de ellos, y luego al maltratador que le pega a una mujer una paliza de escándalo, le condenan a no acercarse más de 100m. ¡Hay que joderse! ¿En que están pensando los jueces cuando emiten las sentencias?. Cómo no quiero meterme mucho en berenjenales (porque me caliento demasiado), os mando una reflexión que un día me mando un amigo, que me parece muy significativa, para el caso. Supongo que ya la habreís leído pero a mí me encanta y la leo a menudo cuando ando depre.
Es un poco larga, pero merece la pena llegar hasta el final. Mirando atrás es difícil creer que estemos vivos en la España de antes: Nosotros viajábamos en coches sin cinturones de seguridad traseros, sin sillitas especiales y sin air-bag. Hacíamos viajes de 10-12h con cinco personas en un 600 o en un Renault 4 (algún afortunado en Ford Fiesta) por carreteras lamentables y no sufríamos el síndrome de la clase turista. No tuvimos puertas con protecciones, armarios o frascos de medicinas con tapa a prueba de niños.

Andábamos en bicicleta sin casco, ni protectores para rodillas ni codos. Los columpios eran de metal y con esquinas en pico, y jugábamos a "lo que hace la madre hacen los hijos", esto es a ver quien era el mas bestia. Pasábamos horas construyendo nuestros "vehículos" con trozos de rodamientos para bajar por las cuestas y sólo entonces descubríamos que nos habíamos olvidado de los frenos. Después de chocar con algún árbol, aprendimos a resolver el problema. Jugábamos a churro y al pañuelo y nadie sufrió hernias ni dislocaciones vertebrales.

Salíamos de casa por la mañana, jugábamos todo el día, y sólo volvíamos cuando se encendían las luces de la calle. Nadie podía localizarnos. No había móviles. Nos buscábamos maderas en los contenedores o donde fuera y hacíamos una caseta para pasar allí el rato. Nos rompíamos huesos, nos abríamos la cabeza jugando a guerra de piedras y no pasaba nada, eran cosas de niños y se curaban con mercromina (muy roja) y unos puntos y al día siguiente todos contentos. La mitad de los compañeros de clase tenía la barbilla rota o algún diente mellado, o alguna pedrada en la cabeza... Tuvimos peleas y nos arañábamos y pellizcábamos unos a otros y aprendimos a superarlo.

Íbamos a clase cargados de libros y cuadernos, todo metido en una mochila que ni tenía refuerzo para los hombros y, mucho menos ruedas!!! Estábamos siempre al aire libre, corriendo y jugando. Compartimos botellas de refrescos y nadie se contagio de nada. Sólo nos contagiábamos los piojos en el cole. Cosa que nuestras madres arreglaban lavándonos la cabeza con vinagre caliente.

No tuvimos Playstations, Nintendo 64, vídeo juegos (pero nos dejábamos muchas monedas de 5 duros) , 99 canales de televisión, películas en vídeo (sí, una vez vi una peli en casa de un tio mio), sonido surround, móviles, ordenadores (bueno, algún vecino nuestro tenia el SPECTRUM o algun afortunado amigo) e Internet, pero nos lo pasábamos de lo lindo tirándonos globos llenos de agua y arrastrándonos por los suelos destrozando la ropa.

Nosotros sí tuvimos verdaderos amigos. Quedábamos con ellos y salíamos. O ni siquiera quedábamos: salíamos a la calle y allí nos encontrábamos y jugábamos a las chapas, a la peonza, a las canicas, a la liebre, al rescate...,en fin tecnología punta... Íbamos en bici o andando hasta su casa y llamábamos a la puerta. ¡Imagínense!, sin pedir permiso a los padres, ¡nosotros solos, allá fuera, en el mundo cruel! !Sin ningún responsable! ¿Cómo lo conseguimos?

Hicimos juegos con palos, botellas y balones de fútbol improvisados, y comimos pipas y, aunque nos dijeron que pasaría, nunca nos crecieron en la tripa ni tuvieron que operarnos para sacarlas. Bebíamos agua directamente del grifo de las fuentes de los parques, agua sin embotellar, donde chupaban los perros!! Íbamos a cazar lagartijas y pájaros con la ,escopeta de perdigones o con el tirawebos, antes de ser mayores de edad y sin adultos, DIOS MÍO!!

En los juegos de la escuela, no todos participaban en los equipos. Los que no lo hacían, tuvieron que aprender a lidiar con la decepción. Algunos estudiantes no eran tan inteligentes como otros y repitieron curso. ¡Que horror, no inventaban exámenes extra ni aprobaban por la jeta! Y ligábamos con las chicas persiguiéndolas para tocarlas el culo y jugando a beso, verdad y atrevimiento, no en un chat diciendo :P

Éramos responsables de nuestras acciones y arreábamos con las consecuencias. No había nadie para resolver eso. La idea de un padre protegiéndonos, si hacíamos algo mal era inadmisible. Si acaso nos soltaban un guantazo o un zapatillazo o un escobazo y te callabas. No había leyes del menor ni gilipolleces para protegernos.

Tuvimos libertad, fracaso, éxito y responsabilidad, y aprendimos a crecer con todo ello. Tú eres uno de ellos?? ¡Enhorabuena! Pasa esto a otros que tuvieron la suerte de crecer como niños, antes de que todos estos niñatos que hay ahora (que se creen algo y no tienen respeto ni educación a nadie) destrocen el mundo en el que vivimos. Respeto, eso es lo que todos aprendimos y lo que ahora no se inculca a las nuevas generaciones. La hiperprotección que los padres aplican a sus hijos hace que los niñatos se crean invulnerables, los reyes y pierden por completo el respeto y la educación. Por favor, educa a tus hijos con los mínimos valores que exiges a tu mejor amigo y haremos un mundo más tranquilo para ellos

5 comentarios:

Unknown dijo...

si un cachete bien dado en el momento oportuno... nos educó muy bien a todos, sin pasarse claro.
:)

Anónimo dijo...

Cuando vi ayer la noticia en cuestión no me lo podía creer. Parece mentira,45 días de cárcel y 1 año sin hacercarse al mocoso, si hicieran eso con l@s maltratadores no habría tantas muertes por violenca de género. A dónde vamos a llegar así...

Anónimo dijo...

Como experto en el asunto (tristemente experto) aquí te dejo la tesis que hice con respecto al asunto, que la cosa tiene cojones, nunca mejor dicho ;)

http://loquemetocaloscojones.blogspot.com/2007/02/castigo-cachete-bofetada-paliza.html

Un beso.

JOSE dijo...

Totalmente de acuerdo.
Un niño tiene que aprender a conocer bien los limites que no puede traspasar.
Las cosas tienen que estar bien claras para él.
Y entonces en el terreno que asume como propio se desenvuelve perfectamente.
Yo cuando de pequeño jugaba al futbol, casi siempre volvia a casa con las rodillas sangrando y al llegar me las lavaba y listo. En realidad me dolian poco, y para mi las cicatrices eran una prueba de mi valentia.

L.V. dijo...

creo que alguna bofetada (medida, claro) nunca está de más.

te lo dice uno que trabaja con niños y se queda con ganas de...
de...
bueno, eso, que una bofetada a tiempo evita disgustos, je.

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P.D. me quejaré, tú tranqui.